Adobe en el punto de mira: polémicas, subidas de precios y el cabreo histórico de los creadores

En las últimas semanas, el nombre de Adobe está ardiendo en redes. Vídeos virales, hilos en foros creativos y quejas en Twitter/X se acumulan con un mensaje común: muchos diseñadores, fotógrafos, editores de vídeo y creadores en general sienten que la relación amor–odio con Adobe ha pasado a ser directamente una relación de amor–factura. Y la paciencia se está acabando.

Imagen de los programas de Adobe

El origen del enfado: la polémica por la IA y los Términos de Uso

El primer gran incendio llegó en junio de 2024, cuando Adobe actualizó sus Términos de Uso y muchos usuarios interpretaron que la compañía podría usar sus proyectos para entrenar modelos de inteligencia artificial generativa (Firefly). El texto legal era confuso y sonó a: “sube tus diseños, nosotros ya veremos qué hacemos con ellos”.

La reacción fue inmediata: ilustradores, fotógrafos y estudios creativos comenzaron a compartir capturas, advertir a otros y plantearse abandonar Creative Cloud. Adobe tuvo que salir a dar explicaciones públicas y publicar varios artículos de aclaración asegurando que no entrena Firefly con el contenido de los clientes, sino con material con licencia (como Adobe Stock) y contenido de dominio público. Además, prometió reescribir partes de los términos para dejarlo más claro.

Aunque la compañía matizó su postura, el daño a la confianza ya estaba hecho: muchos creadores sintieron que, si no levantan la voz, decisiones así pasan de puntillas.

Creative Cloud “Pro”: más IA… y más caro

El segundo golpe ha venido por donde más duele: el bolsillo. En 2024 y 2025, Adobe ha ido subiendo precios y cambiando planes de suscripción, eliminando opciones más baratas como algunos planes de fotografía y empujando a muchos usuarios a pagar bastante más por prácticamente lo mismo.

En 2025, la compañía ha anunciado que el plan Creative Cloud All Apps pasa a llamarse Creative Cloud Pro en Norteamérica, con una subida de precio significativa a cambio de más créditos de IA y funciones avanzadas en Photoshop, Premiere y compañía. El precio mensual del plan completo para usuarios individuales sube de 59,99 a 69,99 dólares, y los planes de estudiantes, profesores y equipos también se encarecen.

El mensaje que muchos interpretan es claro: si quieres seguir en el ecosistema completo de Adobe, ahora pagas más porque la compañía ha decidido que la IA es el nuevo estándar, te interese o no.

El caso Figma: cuando los reguladores dijeron “hasta aquí”

Otra pieza del puzzle de esta “caída” simbólica de Adobe tiene que ver con la competencia. En 2022 la empresa anunció su intención de comprar Figma por unos 20.000 millones de dólares, un movimiento que muchos vieron como una forma de eliminar a uno de sus rivales más peligrosos en diseño colaborativo.

Sin embargo, los reguladores de Europa, Reino Unido y EE. UU. empezaron a poner pegas serias al acuerdo por motivos de competencia. Al final, en diciembre de 2023, Adobe y Figma anunciaron que cancelaban la compra al no ver “un camino claro” para obtener aprobación regulatoria.

El resultado: Figma sigue independiente, está preparando su propia salida a bolsa y se ha reforzado con el dinero de la cláusula de ruptura del acuerdo. Para muchos creativos, es casi un “plot twist” positivo: por una vez, la gran adquisición no se ha completado y la alternativa a Adobe sale incluso más fuerte.

La bolsa también se enfría con Adobe

El mal ambiente no viene solo de los creadores. En 2025, algunos analistas han empezado a enfriarse con la compañía. En septiembre, por ejemplo, Morgan Stanley rebajó la recomendación de las acciones de Adobe y recortó su precio objetivo, señalando que la apuesta por la IA no está generando el crecimiento esperado y que los ingresos recurrentes del área de medios digitales se están desacelerando.

Foto del letrero de Morgan Stanley en una fachada

Traducido: Adobe se ha vendido a sí misma como una empresa muy centrada en la IA, pero el mercado empieza a preguntarse si tanto cambio de plan y tanta subida de precios están compensando de verdad… o si están empujando a la gente a mirar hacia fuera.

¿Y ahora qué? El momento perfecto para las alternativas

Mientras Adobe lidia con polémicas, precios y mala prensa, sus competidores huelen la oportunidad: Affinity (Photo, Designer, Publisher) ofrece pago único, sin suscripciones. DaVinci Resolve se ha consolidado como alternativa muy potente a Premiere Pro para vídeo. Capture One, Final Cut, Clip Studio Paint, Canva, Figma y muchas otras herramientas se benefician del cansancio general con el “todo por suscripción”.

Muchos creadores están probando una estrategia mixta: mantener alguna herramienta clave de Adobe que necesitan a diario (Photoshop, After Effects…) y combinarla con alternativas más baratas o de pago único para el resto. Otros directamente han decidido cortar por lo sano y migrar por completo, aunque el proceso lleve tiempo y dolor de cabeza.

Lo que significa esta “caída” de Adobe

Cuando ves a miles de usuarios llenos de comentarios aplaudiendo cada crítica, entiendes que no es solo un enfado puntual: es la sensación de que una empresa que durante años fue sinónimo de creatividad se está convirtiendo en sinónimo de suscripción obligatoria, Términos de Uso dudosos y subidas de precio constantes.

¿Está Adobe realmente “cayendo”? A nivel de negocio, sigue siendo un gigante y su software continúa siendo estándar en muchas industrias. Pero a nivel de reputación entre creadores, sí está viviendo una caída muy clara: menos confianza, más sospecha y más gente dispuesta a irse en cuanto encuentre la excusa perfecta.

Para los usuarios, paradójicamente, puede ser algo positivo: más competencia, más alternativas y más presión para que Adobe vuelva a centrarse en lo que la hizo grande desde el principio: dar herramientas potentes a los creativos, sin que sientan que cada actualización viene acompañada de una sorpresa desagradable en la factura o en la letra pequeña.